La construcción natural comienza con el uso de materiales naturales propios del lugar donde se quiere construir. Estos materiales constituyen la prima materia: puede ser piedra, madera, arcilla, tierra o paja. En segunda lugar, la construcción natural es también la manera de conocer estos materiales a través de la experimentación y la investigación.
La alquimia de la construcción hará de estos ejercicios prácticos de experimentación una forma de práctica interior. La idea es construir una casa con alma y construir el alma de la casa con balas de paja, con un martillo, una paleta y estampando la tierra.
La alquimia de la construcción surge con la observación de dónde estamos, tanto en nosotros mismos como en la realidad física. Debemos comprender al genius loci, el alma del lugar. Esto incluye parámetros físicos concretos como los recursos, el tipo de suelo, el clima, la vegetación, la topografía, etc. y cualidades menos definidas como la luz, la atmósfera, los olores, el aire…
Tenemos que tratar de comprender, observar, escuchar, sentir, tenemos que analizar y estar en silencio. ¿Qué es este lugar? ¿qué representa en el mundo? Cuando hemos interpretado y utilizado aquello que tenemos en nosotros para comprender el alma del lugar, tenemos las bases para crear una arquitectura que encajará perfectamente.
Pero necesitamos también conocer nuestro paisaje interior y ver cómo nos situamos en él. ¿Dónde está el lugar de nuestra alma? También aquí tenemos que investigar, sentir, observar, estar en silencio y comprender. Desde el punto de vista de la alquimia hablamos de la prima materia, en su forma interna y externa. Comenzamos desde abajo con nuestro más puro material y comenzamos a construir el mundo exterior. Un poco de humildad es necesaria. Todos somos principiantes en el mundo de la construcción alquímica.
Sin un conocimiento básico de las leyes naturales, de los modelos de reacción química, de las propiedades físicas y de los caracteres simbólicos, el alquimista no hubiera sido capaz de alcanzar este noble fin. En construcción alquímica una de las cosas más importantes es el conocimiento interior y la participación en el entorno más cercano a uno mismo: donde uno vive, las circunstancias naturales, el espacio social, etc.
Tenemos que recuperar nuestro entorno inmediato. Si algo nuevo y sostenible tiene que emerger, buscará su fuente en la comunidad local. La alquimia de la construcción aspira a algo más que construir una casa natural para una persona. Se trata de desarrollar la comunidad, crear saludables formas sociales, una relación vibrante entre la casa y las personas y fomentar la unión entre los vecinos.
El proyecto del alquimista es un proceso lento de transformación en diferentes niveles, que requiere paciencia, perseverancia, amplios estudios e innumerables experimentos. El alquimista sabía que crear oro, físico o espiritual, era difícil. En la alquimia de la construcción, hay también una visión que representa el oro del alquimista: una construcción natural, hermosa, con jardines permaculturales, en ecoaldeas llenas de vida y dentro de una sociedad justa y sostenible. Esta es la visión que nos inspira y nos permite seguir adelante. Gracias a ella, construimos, aprendemos nuevos métodos, nuevas perspectivas, experimentamos y creamos la realidad. Paso a paso contribuimos al cambio. La alquimia de la construcción tiene que ver con el cambio gradual, con ennoblecer el interior y el exterior, con la mano y con el corazón. La visión del oro nos anima a seguir adelante.
Texto de Rolf Jacobsen publicado en www.selba.org
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